Una de las películas más esperadas de este año. Get Out, del director debutante Jordan Peel, recibió buenas críticas de los entendidos en el suspense y el horror, sobre todo por su anclaje en el tema racial y por las jugarretas que hacen girar constantemente la trama como “The Gift”, “The Invitation”, y otros THE.
Se sabe que la discriminación por ser de color sigue teniendo cabida en las cabecitas pequeñas de ciertos individuos que no pueden comprender todavía que la piel da lo mismo. Esta película hace un trabajo chido para poner en ridículo la lógica xenofóbica de los blancos y por fin el shocolate triunfa. No sin kétchup. En todo caso por alguna razón estuve largo tiempo mirando la peli a huevo porque el tema es delicado, porque soy sensible como un hámster con marcapasos, así que la vi sin saber mucho de qué se trataba. En general, eso ayuda.
El chiquillo protagonista Chris, que es “el negro” en cuestión, tiene una relación super ñuñú con la blanca de su polola con chasquilla, Rosa. A los 5 meses de ñiñiñiñi a los babosos les dan ganas de ir donde los papás de la Rosa y el compadre está nervioso porque no sabe si sus viejos lo van a morir por ser negro. Pero es que de verdad le complica demasiado, y lo entiendo porque el compadre es negro negro negro. Para calmarlo, la Rosa le dice convincentemente que su papá votaría por Obama dos veces y el Cristóbal se tranquiliza. OK.
La chasquilla y el negro riéndose porque son súper felices en su amor interracial
La casa de los viejos de la Rosa es el apartheid pero el apartheid de la buena onda. Tienen a los negros como esclavos disfrazados de jardineros y mucamas pero tienen derecho de irse a acostarse cuando se mandan una cagá y andan siempre sonriendo como la Barbie de Toy Story.
"Mil besos mil besos besos mil besitos besos besitos"
La mamá de la Rosa es psiquiatra y los tiene a todos hipnotizados como palitroque porque hace sonar una tacita y habla despacito. Te manda al hoyo de tu consciencia para que te quedís ahí viendo por una tele lo que pasa en la realidad, mientras que por fuera erís la Barbie de Toy Story (véase la imagen anterior para sentir terror). Es notable la escena cuando ella hipnotiza al Cristóbal, se va en la volá psicodélica ashí como que la entiendo ashi. La cosa es que de ahí en adelante el asunto se pone más incómodo que pollo atravesado. A todo esto, la Rosa se hace la Larry con todo lo que está pasando y hace como que se abandera por la negrura y dice cosas como “ay putcha que es tonto mi papi no lo pesquís” “ay, que lata que toda mi familia nazi venga a la casa pero putcha estamos juntitos muacs te ami”. Y el Cristóbal, como está baboso por la loca, le dice a todo que sí.
Los resutados de la terapia de la tacita
La negris bugueá
Ya la situación no puede ser más evidente. Al negro se lo van a garchar. Le dice a la chasquilla que es urgente irse, pero no le dice mucho más. Justo en ese momento, no días antes, justo cuando todo es un circo de negros, no antes, el Cristóbal encuentra las fotos donde sale la polola como con 39249324 pololos negros, con el jardinero y con la negra “Nonono”. Pero el pastel igual la espera para irse, entonces cuando baja lo pilla toda la familia y ahí ya cagó. Es muy chistoso cuando la chasquilla golosa hace como que busca las llaves para salir de la casa, preguntándose qué está pasando, polola hasta el final, pero ya cuando es insostenible dice “No te puedo pasar las llaves sorry hahahaha”. En fin, todo lo que queda de la peli es el survival del Cristóbal luchando por su vida y su negrura. El final es épico, la gloria del poder negro en su máximo esplendor opaco.
Grande Rod washo pelao, el Sam Gamyi negro
Muy recomendable para los haitianos para que se cuiden de los chilenos pillines.
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