Después de haber tirado 2 entradas del blog a la basura con el 80% de la película, me parece que es hora de rescatar algo decente de este remix de cortometrajes baratos.
El corto Timothy es del español Marc Martínez Jordán. Te conecta con los años de tu infancia, cuando querías que todo lo que dieran por la tele fuera real, cuando querías para ti solo a todos los amigos del mundo porque no tenías ninguno por ver mucha tele, y cuando querías asesinar a tu hermana o hermano mayor para quedarte con sus juguetes. La idea del niño que empieza a ver monstruos o fantasmas y se lo dice a toda su familia pero ellos no le creen y le dicen que vea menos tele, está ya bien consolidada y repetida una y otra vez en las películas de terror, incluso cuando no había tele. Para ver el corto hay que dar eso por sentado, porque no tiene sentido esperar algo nuevo dentro de lo nada nuevo que ofrece. Habiendo hecho el esfuerzo, encontré varias cosas que se pueden rescatar.
Es una noche de babysitting y la clásica adolescente ruda ve la tele con el babysittiado (Simon). El niño está pegado a la pantalla viendo el show de Timothy, un conejo rosado feliz que te da la bienvenida a ser parte de su show porque es tu amigo y no le puedes decir que no. La tipa le pide que le dé el control remoto porque quiere cambiar la mierda de programa que está viendo pero el cabro no se lo pasa. "Que me desh el mando!!" le impone eshpañolísimamente la niñera. Le apaga la tele y lo manda a dormir para irse a fumar un caño tranquila. Lo que ella no sabe es que Timothy es real, y es hermoso porque sólo aparece en la pieza del cabro chico, sin ninguna explicación ni ninguna razón que lo justifique. No, Timothy es real y qué paza, Timothy es la cumbia y no tiene por qué pedirle permiso a ningún director de terror para salir de la tele y a aparecer en la realidad que uno ve dentro de la tele. Pura alteridad.
Como pueden ver, Simon ya tiene cara de conejo, por eso es amigo de Timothy
El niño va donde está Sonia (la niñera) fumándose el caño pero no le presta atención, sólo le dice que llegó Timothy, quien es más importante que la marihuana. Y acá también es fantástico porque Timothy aparece ahí, frentecito a la mamerta, y ella lo ve, abrazando al niño, y más encima habla con el mismo tonito ñiñi que en la tele: "HOLA". A la pobre cabra se le cayeron los calzones y agarró altiro el teléfono para pedir ayuda, y Timothy ahora aparece con un mazo en sus manos de conejito. Ahí mismito hace bolsa a la niñera, por maleducá, por mala amiga, por maraca, salpicándose de sangre de niñera con THC, riéndose así jijiji con música maravillosa de fondo. Cuando entra su amigo a la sala con un par de zanahorias que había ido a buscar a la cocina, ve la escena y se les cae de las manos en cámara lenta. Qué maravilla.
"ZANAHORIAAAASSSSS!!!!!!!"
El humor de esta cuestión me recordó mucho al de Happy Tree Friends con esta mezcla de la ternura y sadismo, esa felicidad enferma que al final termina siendo más soportable que la felicidad misma (por eso les gusta tanto hacer estas películas). Es absolutamente ridícula en el sentido de que no busca una línea argumental sólida, sino que pretende simplemente contar la historia de cómo es el show de Timothy, y el protagonista es Timothy, y es un conejo con un mazo y habla tiernito. Timothy es el rey. No hay pero que valga. La música acompaña perfecto en esta intención de producir una sensación disruptiva entre lo infantil y lo gore, pero no de la típica onda cajita musical ni muñecas cantando las manitos. Insisto, el recurso musical no es nuevo, ni nada lo es, pero lo hacen funcionar de una manera aceptable y entretenida.
El show de Timothy con los SWATS en la casa
Te miro pero no te entiendo
Lo curioso aquí es que parece que el piso de la pocilga era un piso edición limitada del Homecenter que tenía la peculiaridad de ser controlado por la enredadera de espinas, la cual le dejaba dibujitos al artista incomprendido para que los viera. O a lo mejor la enredadera de espinas tenía su propia línea de pisos en el Homecenter. Quizás por eso las enredaderas son tan odiadas y generalmente las cortan, porque como no sirven para hacer madera, como sí sirven los árboles, no se hacen pisos de enredadera. Entonces son castigadas por la sociedad y así es como la gente se pregunta cómo es que hay una enredadera maligna en mi casa. Insensibles.
La enredadera haciendo mejores a los artistas pero que dibuja como el forro
Es que este amor es azul como el mar azul...
A fin de cuentas, creo que El Alimentante es buena porque no identifica demasiado materialmente la fuente del horror, ni tampoco la subjetiviza demasiado. La enredadera es el problema, o al menos el orígen, sí... pero o es el piso? O es el espíritu de un ratón muerto por las espinas que crecían en la pared de la pocilga? Pero esta ambigüedad es igual de mala porque nunca queda claro cuál es el problema de fondo, entonces da la impresión de que para no explicarlo, se les ocurrió hacer eso y dejarlo ahí. No existe ninguna relación entre las espinas, los sacrificios y el proceso creativo de los artistas y esa es la falla mayor. Y ponte tú fuera un símbolo de alguna hueá, lo único que puedo pensar es que las espinas vendrían a significar algo así como los sacrificios que los artistas deben hacer para captar la belleza en sus creaciones, y para recordarlos tienen que quedar grabados en el único lugar donde siempre lo van a ver porque siempre van a estar: en el piso. Convincente, pero no tanto.
Por otro lado, las decisiones de los personajes tampoco son creíbles, las conversaciones son como conversaciones de whatsapp, etc. Dentro de todo el corto no es tan malo como otros, pero sí tiene bastantes fallas que no permiten seguir lo que va sintiendo el personaje central. A diferencia de los otros cortos, los errores que se cometieron acá son muy solucionables, porque algo de patas y de cabeza hay, sólo que los órganos los pusieron mal y el producto final no sobrevivió.
En su total, recomiendo ver los cortos en situaciones como estar en un taco, en la micro al lado de un hueón hediondo, al saber que tu polola/o te cagó, o en la fila de los microondas de tu Universidad.
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